LAS TIC EN LA LOE Y EN LA LOMCE
La mayoría de las leyes tienen buenas intenciones y
las leyes relativas a la educación aún más, siempre y cuando no encontremos
connotaciones políticas tendenciosas. La única fórmula para que una ley
educativa tenga éxito es que se le dote de los recursos humanos y materiales
necesarios para llegar a buen término y ese problema reviste especial
complejidad en nuestro país donde, por un lado, el gobierno central pretende
unificar criterios y objetivos pero, por otro lado, las Comunidades Autónomas
tienen delegadas las competencias para desarrollarlos, creándose desigualdades
entre alumnos según el lugar donde desarrollen su formación.
Este hecho requiere especial importancia en el uso
de la TIC en las aulas. A lo largo de nuestra geografía podemos encontrar
Centros con un avanzado uso de las nuevas tecnologías, otros con una dramática
carencia de estos recursos y otros que disponen de ellos pero carecen de de la
intención o la formación adecuada para utilizarlos.
Una adecuada Ley de Educación debería establecer
unos recursos y objetivos mínimos a alcanzar en cualquier Centro de nuestro
país y este aspecto, en el campo de las TIC, no es contemplado ni por la LOE ni
por la LOMCE.
La LOE establecía, como
uno de los principios de la educación, la garantía del acceso de todos a las
tecnologías de la información y la comunicación. Recogía asimismo, para las
distintas etapas educativas, la utilización responsable de estas tecnologías
como principio pedagógico y como objetivo educativo. Por otra parte, también
reconocía la necesidad de que los Centros contasen con la infraestructura
necesaria para promover la utilización de las tecnologías de la información y
la comunicación, así como la necesaria formación del profesorado en este campo.
Todos hemos podido
comprobar como la anterior declaración de principios se ha quedado precisamente
en eso, en sus principios. La existencia de recursos informáticos suficientes
para todos los alumnos ha quedado supeditada a los reducidos créditos que cada
Centro ha querido destinar al desarrollo de las nuevas tecnologías. Algunos
Centros han creado aulas informáticas con ordenadores de relativa actualidad
donde, por turnos, las diferentes clases asistían a no demasiadas sesiones
semanales de informática o idiomas. Otros Centros ni siquiera han podido llegar
a contar con estos recursos. Por lo que durante el periodo de vigencia de la
LOE ni profesores ni alumnos han tenido la posibilidad de acceder adecuadamente
a la evolución tecnológica desde las aulas, ya sea por falta de medios o por
falta de formación. Podemos decir que los avances tecnológicos se han ido
adquiriendo voluntariamente y, por tanto, de forma desigual, desde el ámbito
familiar.
La LOMCE viene a dar un
tratamiento a las TIC muy similar. Si bien comienza exponiendo que se deben
paliar las desigualdades producidas en la etapa anterior, se le menciona en
diferentes apartados con frases tan sorprendentes como "Las TIC como herramientas complementarias de
aprendizaje" "... servirán de refuerzo y apoyo en los casos de bajo
rendimiento".... Parece dar a
entender que situando a los niños que van mal delante del ordenador se
resolverán sus problemas. Las TIC no son la panacea que vienen a solucionar los
problemas educativos de los niños que van mal. Son un recurso más, como el
libro de texto, que va adquiriendo una importancia vital en la formación del
alumnado.
Si buscamos en otros apartados, encontramos más de lo mismo: "apoyo", "recuperación",
"complementarias". No se acomete el asunto de forma resolutiva, se sigue
hablando de las TIC como algo accesorio en la enseñanza, sin definir objetivos
mínimos ni necesidades de formación para profesores y alumnos. No se establece
la premisa básica de “un ordenador por alumno en el aula”, refiriéndonos al
aula habitual de clase, no a las antiguas aulas de informáticas compartidas. No
se contemplan unos conocimientos informáticos mínimos a alcanzar desde los
primeros cursos de educación primaria. No se habla de un PLE, o “entorno
virtual de aprendizaje”. En definitiva, la LOMCE no supone un salto cualitativo
en el cada vez más trascendental uso de las TIC.
Una adecuada Ley de
educación debería cambiar el concepto del uso de las nuevas tecnologías,
comenzando por cambiar el nombre de TIC (Tecnologías de la Información y la
Comunicación) por el de TAC (Tecnologías para el Aprendizaje y el
Conocimiento), dándole un carácter más específico y enfocado a la enseñanza.
Sería necesario crear un entorno virtual de aprendizaje en cada Centro, en cada
aula, que sería esa nube o conjunto de aplicaciones Web que se utilicen para
desarrollar los proyectos o programas educativos que se definan. Profesores y
alumnos formarían parte de este entorno virtual de forma activa, favoreciendo
las relaciones horizontales en el aula y reduciendo las desfasadas relaciones
unidireccionales profesores-alumnos.
Para todo ello hace
falta un fuerte impulso en la adquisición de medios informáticos, que cada
Centro tenga un dominio propio, que se disponga de cuentas de correo electrónico, cuentas en twitter, blogs
de alumnos, cuadernos digitales, etc… y, sobre todo, que el acceso para cada
alumno sea diario y desde el pupitre que utiliza todos los días en clase.
No necesitamos una
nueva Ley cada vez que se produzca un cambio de gobierno, necesitamos que los
propósitos recogidos con grandilocuentes frases se conviertan en realidades en
las aulas.
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